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miércoles, 8 de abril de 2015

UN CORAZÓN ARDIENTE

El corazón de Cristo es un fuego vivo que incendia de amor el mundo. Ojala estuviera ya ardiendo. Ese fuego derrite la desolación y la noche, el cansancio. Las palabras de Cristo logran encender en el interior de los creyentes agilidad y fortaleza. Con el calor que el imprime en la Eucaristía hace desandar el camino del fracaso y aventurarse a no ser comprendido porque solo los que han experimentando su presencia pueden captar la noticia que se porta.

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