Vistas de página en total

sábado, 2 de julio de 2016

ANUNCIAR EL EVANGELIO

con ímpetu y renovado entusiasmo. Con fuerza y empuje, como la siembra de trigo, con decisión y arrojo. Con la confianza de saber que se siembra en la tierra y que el grano en la tierra va a dar mucho fruto. Con entusiasmo que hace posible la renovación. Una renovación que tiene que ver con la dignidad de las personas, el reconocimiento de su singularidad  y   libertad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario