con ímpetu y renovado entusiasmo. Con fuerza y empuje, como la siembra de trigo, con decisión y arrojo. Con la confianza de saber que se siembra en la tierra y que el grano en la tierra va a dar mucho fruto. Con entusiasmo que hace posible la renovación. Una renovación que tiene que ver con la dignidad de las personas, el reconocimiento de su singularidad y libertad.
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