Lo primero es pensar en los que viven entre rejas, en las cárceles. Pagan por un delito con el fin de reparar lo que puede ser irreparable. De ahí el dolor de las victimas o afectados cuando son conscientes que aquellos saldrán de prisión. Pero con el término encarcelados, podemos también entender personas que en situaciones de la vida diaria, su libertad está tocada por distintas causas. Pedimos en este mes por los encarcelados, especialmente los jóvenes, para que tengan la posibilidad de reconstruir una vida digna. Esa vida digna es la que ha sido gravemente dañada, cuando se ha afectado la misma vida y ha provocado y sigue provocando dolor en otros.
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