Un corazón abrazando el mundo, implorando a Dios que avive en nosotros el amor, la misericordia entrañable.Nuestra oración, un grito, una súplica constante, un susurro; un riachuelo perenne de vida para que el mundo se recupere de las heridas de maldad y odio que todos contribuimos a esparcir. Que nuestra oración humilde y confiada y nuestras actitudes de amor y servicio sirvan para la recreación de la humanidad, por la que nuestro Salvador derramó sangre y agua.
APOSTOLADO DA ORACIÓN .
No hay comentarios:
Publicar un comentario