Todos somos iguales ante la ley, se dice. Esta es una aspiración humana, un ideal, una utopía. Pero no podemos resignarnos a que nada se puede hacer y que irremediablemente tenemos que aceptar, sin más, la falta de justicia. Todas las personas para vivir necesitan pan, agua techo, trabajo, educación, sanidad. Y ahí no acaba todo. Con eso y desde ahí están otras ansías humanas de dignidad, de Dios.
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