Bendito y alabado seas Señor por la vida, por la vida eterna, por este domingo. Que la celebración de la Eucaristía, la escucha de tu Palabra, nos despoje de temores y nos impulse a seguirte con alegría.
Unidos en la red mundial de oración del Papa Francisco suplicamos que se erradique de la tierra la trata de personas y que las comunidades cristianas de Asia anuncien con valentía el Evangelio a todos los que aún lo esperan.
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