La esclavitud está abolida por leyes universales. Sin embargo, en las leyes de la selva humana actual, la esclavitud persiste como negocio al que no quieren renunciar los que se aprovechan de ello. Sí. Aunque pueda parecer un anacronismo, hoy, ahora, en nuestro mundo civilizado y tecnológico hay negocios sucios y asquerosos que tienen como mercancía al ser humano, sobre todo mujeres y niños. Este tráfico de personas los condenan a ser objetos y los que contribuyen a mantener estos negocios son tan traficantes como los que promueven la indignidad. Los que tales cosas hacen, no merecen sino la denuncia y un grito en su conciencia para que abandonen sus actividades inmorales e innobles con otros seres humanos. Ellos, esclavos del dinero, no tienen derecho a condenar a nadie al infierno que ellos construyen con sus negocios.
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